El Gozo de Dios nos fortalece
El Gozo de Dios nos fortalece
No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza. (Nehemías 8:10b)
No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza.
(Nehemías 8:10b)
Muchas veces nos desanimamos al ver la magnitud de nuestros problemas. Esto puede debilitar nuestra esperanza. Debemos mantenernos cerca de Dios pidiéndole que nos renueve con su gozo, que nos ayude a fijar nuestros ojos en su poder y en la fortaleza que él nos da. El gozo del Señor no es una alegría pasajera. Es una certeza llena de paz y confianza que nos impulsa a seguir adelante confiando en que él obrará.
Renueva tu esperanza con estos 9 versículos.
Podemos refugiarnos en Dios
¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza, busquen siempre su presencia!
(1 Crónicas 16:11)
Nuestras luchas y dificultades no deben paralizarnos. Debemos buscar activamente la presencia de Dios porque es ahí donde encontramos las nuevas fuerzas que necesitamos. Dios es nuestro refugio y, como buen refugio que es, nos protege de los ataques del enemigo. No dejemos de acudir a él en oración en cualquier momento para recibir el bálsamo renovador y refrescante que nos animará a continuar y a perseverar.
Dios es más grande que las circunstancias
Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar. (Salmo 46:1-2)
Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia.
Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar.
(Salmo 46:1-2)
Nos agobiamos al fijar nuestros ojos en las circunstancias que nos rodean. No sería así si nos enfocáramos en la grandeza y el poder de Dios. ¡No hay nada ni nadie más grande o más poderoso que él! Aun en medio de terremotos, huracanes u otras catástrofes, podemos experimentar la paz de Dios, esa que nace de la confianza plena de saber que estamos en sus manos y que él tiene el control de todo.
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No dudemos de la fidelidad de Dios
Pero el Señor es fiel, y él los fortalecerá y los protegerá del maligno.
(2 Tesalonicenses 3:3)
En medio de cualquier situación necesitamos recordar que Dios es siempre fiel. Los demás nos pueden fallar, pero él nunca nos fallará. Sabemos que cuando acudimos a él, nos concede la dosis de fortaleza y la protección que necesitamos para poder seguir adelante. Dios nos protege en medio del peligro, y de él recibimos la fuerza física, espiritual o emocional para avanzar y vencer en su nombre.
En Dios estamos firmes y seguros
El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. (2 Samuel 22:2)
El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador;
es mi Dios, el peñasco en que me refugio.
(2 Samuel 22:2)
¿Recuerdas momentos en los que Dios obró de una forma maravillosa? Como David, puedes fortalecer tu fe al recordar la obra de Dios en tu vida a través de los años. Recuerda cómo él manifestó su poder entonces, cómo te protegió y te ayudó. Hoy también puedes sentirte firme y seguro en Dios: él es tu roca y en él te puedes refugiar.

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